jueves, 26 de marzo de 2015

LA FOTO DEL CANDIDATO

Los vecinos de Teruel nos levantamos una mañana con maquinaria pesada moviendo tierras de la parcela donde va a construirse nuestro nuevo hospital provincial. Alguien que no se haya enterado puede pensar que por fin Teruel va a tener hospital nuevo. Nada más lejos de la realidad. No hace falta más que buscar el calendario electoral y ver que en dos meses, sufriremos los comicios locales y autonómicos.

Falsa alarma. Tanto trasiego de excavadoras tiene un objetivo claro: la foto del candidato.

Remontémonos a los hechos. El hospital de Teruel está erigido en su segundo ensanche. Se trata de un edificio de mitad del siglo pasado. Está formado por dos bloques paralelos que separan las plantas de hospitalización con las consultar externas. No es un mal inmueble. Incluso tiene un interesante juego con los patios. Pero adolece de una falta de conservación brutal. Así como carencias graves de equipamiento.

En este medio han ido lidiando el personal sanitario y los pacientes durante muchos años. Basta con pisar los escalones de la escalera del bloque de hospitalización, unos peldaños de mármol y de antaño melonar, tanto que se moldea la huella de la infinidad de pisadas que han sufrido.

El hospital nuevo es una promesa para Teruel, que nunca acaba de llegar. No es la primera legislatura que nos viene con el cuento. Ni será la última.

Hace dos mandatos, el ayuntamiento dio licencia al proyecto del nuevo hospital. Su ubicación venía impuesta por el Gobierno de Aragón. Se amoldaba a un parcela de su propiedad, en suelo no urbanizable, sin conexión ni ningún grado de urbanización. Lógicamente sin ningún tipo de planificación.

El proceso para su "adaptación" al plan general de Teruel fue largo y costoso. Se tuvieron que hacer dos modificaciones de plan general incluyendo el hospital como un sistema general, a pesar de que nunca estuvo planificado en él. Mientras tanto, se discutía sobre quién debía costear la expropiacion y urbanización de los accesos. Tenía lógica la discusión porque ubicar el hospital en esa parcela supone prolongar la vía perimetral para su conexión con la ciudad, con un importante coste de movimientos de tierra y el consabido riesgo expropiatorio.

Por otro lado, fomento permitía la conexión del hospital a la rotonda de la autovía, de una forma bastante chapucera. No es que sea especialista en el tema, pero el sentido común me dice que las rotondas de más de cuatro enlaces funcionan mal. Y más si no hay espacio para resolver esos enlaces. Sólo hay que ver lo revirado de las conexiones del otro lado de la autovía.

Posteriormente, y coincidiendo con el cambio de gobierno, y la ley de estabilidad presupuestaria, apareció un informe alertando del riesgo sísmico extremo de la parcela. Parece que ese punto sufre terremotos que acomplejan al de San Francisco. Cosas de la tectónica. Por lo que hubo que rehacer el proyecto. Y también se aprovechó para tantear otras zonas de mayor estabilidad (y presión urbanística). Retraso a coste del erario. El retraso mejor pagado.

Con estos problemas llega la rescisión unilateral del contrato de obras. Normal. Tanto retraso justifica la renuncia de la empresa adjudicataria. ¿Alguien piensa lo contrario? No, legalmente está bien atado. La empresa cobrará su indemnización pertinente y su lucro cesante. Pagaremos todos. Como encajan todas las piezas.

Uno espera que la administración tenga planes que gestionen y programen temas tan importantes como la ubicación de los hospitales provinciales. Parece que equipamientos tan costosos deberían llevar un proceso largo de planificación, tanto autonómica, con planes sectoriales, como a nivel local, asumiendo la necesidad de suelo, su obtención y su conexión con la trama urbana. Pero el nuevo hospital de Teruel demuestra que las administraciones actúan de forma improvisada, a golpe de foto de candidato. Da igual la idoneidad o el sobrecoste. Da lo mismo la eficacia y la eficiencia. Sólo es cuestión de poner máquinas detrás de candidatos. Todo lo público queda supeditado a los intereses electorales. Una faena para el sufrido contribuyente.

Y ahora llegamos al titular. La foto del candidato. Es una foto natural, colorida, alegre, espontánea... Pero precisa en su fondo. Y ese fondo debe ser cuidado. En ese telón de fondo deben dibujarse las esperanzas del futuro votante. Debe escribirse su ansiedad. Debe comprometerse con sus frustraciones. Debe asegurar sus inquietudes. Vamos... que tiene que aparecer una máquina excavadora. Así que el gobierno de Aragón, ni corto ni perezoso, no ha dudado en contratar a una empresa pública "agraria" para mover tierras. Lo que debería estar haciendo la empresa adjudicataria, que aún no ha resuelto su contrato. Que osadía (la de la legislación en materia de contratación).

Pagar, pagar y pagar, pero del hospital... nada de nada.

No sé si algún día tendremos hospital en Teruel. No sé lo que pasará con el de. Alcañiz. No sé que destino tendrán los centros precarios de atención primaria que pueblan la provincia. Lo que sí se es que no confío en los que se hacen fotos delante de una excavadora a tres meses de las elecciones.

LA PANADERÍA DE MI PUEBLO

Hace poco me comentaron que la provincia de Teruel pertenece a un área española que, junto con otra región finlandesa, conforman dos áreas críticas de la Unión Europea con mayor riesgo de despoblación. Según dice  los estudiosos, son zonas con una densidad menor a 7 habitantes por kilómetro cuadrado. Aunque hay lugares en Teruel que no llegamos ni al habitante. Es algo preocupante, sí.

Pero no lo es tanto como ver cerrar la panadería de tu pueblo. Vivir esa clausura te deja un sentimiento extraño, como de vacío. Es como si arrancaran un órgano vital de un ser vivo. Como si lo condenaran a morir. Es curioso.

El otro día lo comentábamos en un grupo de trabajo. La despoblación no se soluciona trayendo a nuevos vecinos, si no siendo capaz de fijar a los que hay. El peor golpe de efecto que refleja el coma en el que están sumidos nuestras poblaciones es que no son capaces ni de mantener las actividades esenciales. Las que han estado toda la vida. Las que sobrevivieron a guerras y sequías.

Lo patente es que perdemos el poco tejido económico que alimentaba nuestro territorio. La paupérrima tendencia demográfica erradica la demanda de servicios, de forma que retroalimenta la despoblación.

El sector primario, soporte económico de lo rural en otras épocas, cuenta cada vez menos en el conjunto de la economía del país. Las políticas de ayudas al sector se orientan a la supervivencia de las explotaciones vigentes, coartando su rentabilidad y haciendo que sea muy difícil establecer nuevas tipologías económicas que busquen un valor añadido. Por consiguiente, el sector queda totalmente condicionado a la existencia de dichas ayudas, o lo que es lo mismo, el fin de las mismas supondrá el fin de la agricultura.

La solución a este proceso es una incógnita. Todas las políticas de estímulos al desarrollo rural han obtenido el mismo resultado. Las grandes inversiones públicas no han devuelto el resultado esperado. La escasez de infraestructuras y la falta de servicios es un hándicap a la ubicación de actividades.

No obstante, en ocasiones aparece en alguno de nuestros pueblos, alguna iniciativa que funciona. Se trata, generalmente de economías a pequeña escala. A veces relacionadas con algún valor de lugar. Que son capaces de producir y rentabilizar productos arraigados, de calidad. Son estas iniciativas las que resucitan a un pueblo. Las que suponen una demanda de servicios a satisfacer. Públicos o privados. Las que mueven los pequeños tejidos sociales. Quizás ése es el camino para recuperar nuestros pueblos, apoyar a las pequeñas economías de la imaginación. Quién sabe.

lunes, 23 de marzo de 2015

EL DÍA DE MAÑANA

Ha amanecido lluvioso. Un nuevo día con el PSOE encabezando la política andaluza. No ha perdido nada. Se ha quedado igual. Pero es un gran triunfo para los socialistas. No se puede decir otra cosa. Por eso, no hay que ser mal perdedor, y es momento de felicitar a Susana Díaz y su equipo.

El PP es el gran perdedor, sin duda. No puedo decir que no me alegre. Llevan muchos años aplicando políticas en contra de la sociedad. Y eso pasa factura.

La novedad es Ciudadanos. Es el partido mirlo blanco. Impoluto, aunque ya atesora algún caso de corrupción. Un partido que propugna el cambio desde el punto de vista conservador. Es una orientación que cuenta con el visto bueno de los partidos tradicionales. Se ha percibido en lo mediático. Aunque le ha pasado factura al PP, no lo consideran radical como Podemos. Igual cambia su postura de cara a las próximas elecciones, y sufren el apagón mediático que ha sufrido el partido morado. Quién sabe. Lo cierto es que Podemos y Ciudadanos son los partidos que pueden poner en jaque al bipartidismo.

Los grandes perdedores crónicos. IU y UPyD están perdiendo su sentido. Han sido fagocitados por los partidos emergentes, y van muriendo a golpe de urna. Tienen un electorado infiel, y las alternativas se venden actualmente más atractivas. En ambos casos, creo que son partidos que se han estancado en ideologías, y no han sabido adaptarse a la nueva situación social. Lo cierto es que hay una gran parte de la sociedad que se ha revelado contra los dogmas. Es necesario reconstruirse. No se si es tarde, pero deberían reaccionar urgentemente.

Por último, mis compañeros andaluces de Podemos han cosechado un papel discreto. A pesar del crecimiento brutal de un partido que apenas tiene un año de existencia, se siente en el ambiente que se esperaba más. También es cierto que se tuvieron que organizar a contrarreloj. Tuvieron medios limitados para la campaña. Pero nadie puede negar que hemos tenido un resultado descafeinado. Felicitar a Teresa y su equipo por el trabajo realizado.

Sin embargo, Podemos ha conseguido cambiar la política española. Con sus 15 diputados, Andalucía se garantiza que las cortes autonómicas cuenten con presencia ciudadana. Esas 15 personas representan al pueblo, por fin. Y eso se ha notado en la actitud del resto de los partidos. Ahora se empieza a hablar sin tapujos de programas, de primarias, de salarios, de cargos de confianza, de puertas giratorias, de muchas cosas que antes asumíamos, quizás por no ver alternativa. Podemos ha mejorado la política española. Podemos nos permite ser más críticos, incluso con ellos mismos. Podemos nos ha hecho vivir más de cerca la política. Es un gran paso.
Hoy empieza el cambio en Andalucía, con independencia del grado de presión que se pueda ejercer en las instituciones. Hoy se respira un nuevo aroma democrático, en todos los partidos. Debemos estar orgullosos. Sin duda, hoy podemos.

jueves, 19 de marzo de 2015

LA INDEMNIZACIÓN EN DIFERIDO

En mi vida profesional, trabajando en la función pública, me he encontrado en alguna ocasión con unos curiosos expedientes en el marco de la contratación pública. Se trata de unos procesos de intachable legalidad, pero que a los ciudadanos nos cuestan un buen dinero. Se trata de las contrataciones públicas que no llegan a término.

Pongamos que es usted el alcalde de Villagris del Ladrillo. Como muchos alcaldes, usted disfruta de cercanas amistades relacionadas con empresas que licitan con su ayuntamiento. Generalmente, son empresas del ladrillo, aunque también están relacionadas con las concesiones de servicios públicos.

A usted, que le gusta cuidar de sus amistades, sobretodo si existe reprocidad, que ya se sabe que de buen nacido es ser agradecido, pues buscará utilizar su posición para ayudar a esas compañías.

Lógicamente, la primera traba, salvable, es adjudicar un contrato público a su amigo. Fácil, que para eso se han hecho las leyes, y en este caso las trampas. Pero sobre ese tema hablaremos otro día.

Así pues, pensemos que ya lo tiene adjudicado. Usted ha asegurado que la empresa de su amigo tiene trabajo remunerado por todos. Es usted un buen amigo. Pero todo se puede mejorar.

Imaginemos que usted quiere cuidar a esa amistad de forma especial. Siente un especial cariño convenientemente correspondido. Quiere ser el amigo fetén. Pues existe la fórmula: indemnización de contrato público.

Es muy simple, haga que ayuntamiento incumpla su parte del contrato. Retrase pagos, dificulte la obtención de licencias, haga dos o tres modificaciones sobre la marcha, etc. En poco tiempo, la empresa de su amigo podrá solicitar la rescisión unilateral del contrato. Y lo mejor es que tendrá razón. Y la ley exige, en esos casos, que la administración indemnice. Por la inversión que haya podido llevar a cabo la empresa. Por los beneficios esperados. Por los daños y perjuicios ocasionados. Y todo, sin haber llevado a cabo el objeto del contrato. Suena bien ¿verdad?.

Pues esto ocurre con frecuencia. Recordemos una central de almacenaje de gas por la costa levantina. Recordemos las concesiones de las radiales madrileñas. Recordemos la explotación de algún aeropuerto, un tren de alta velocidad extranjero o recientemente la rescisión del contrato de obras de un hospital cercano

El negocio está ahí, sólo hace falta tener voluntad y buenas amistades.

DÍA DEL PADRE

Hoy es el día del padre, y como sabéis, sufro de esa afección. Además, añado el colmo de llamarme José y de ser valenciano. Así que hoy es día de recibir felicitaciones por doquier. Menos mal que no me considero santo.

Vivimos en una sociedad a la que le gusta presumir sobre hechos que siempre han sido cotidianos. Siempre ha habido padres. Los ha habido de los buenos y de los malos. Por ello no creo que sea un día de celebración. Ni de homenaje. Ni de quemar la tarjeta en unos grandes almacenes, en un arrebato consumista. No, padres, es un día de reflexión.

Es un día para dar turno a pensar sobre lo que hemos conseguido y sobre el largo camino que nos queda por recorrer.

La paternidad, como la maternidad, es una relación jurídica entre dos personas, tengan o no conexión genética. De ella derivan una serie de derechos y de deberes inherentes. Dicha condición se adquiere formalmente en el registro civil, aunque deriva de una situación de hecho certificada por los facultativos en el parto, directamente a la madre, y al padre, en el registro civil, directamente si existe unión civil o por reconocimiento de la madre en su ausencia.

Como podemos comprobar en esta verborrea jurídica, la paternidad, como la maternidad, sigue heredando de un concepto clásico de familia. Aunque se han hecho progresos, sigue habiendo situaciones de discriminación de otros modelos de relación entre las personas.

Por ejemplo, yo, aunque formalmente dibujo con mi pareja la concepción clásica de familia, no tengo ningún tipo de relación jurídica con ella. Por lo tanto, mi paternidad queda supeditada al reconocimiento de la madre. No obstante, si mediara una unión civil, o lo que es peor, un cura, la paternidad sería un hecho. Curiosa burocracia administrativa.
Y no me quiero imaginar las dificultades que tendrán al respecto las relaciones no tan "tradicionales" que pueblan nuestra sociedad. Por eso digo que nos queda mucho camino por recorrer.

También reconozco que la legislación debe ser proteccionista con los menores. Es responsabilidad general de la sociedad la defensa de los derechos de los menores. No hay género de duda en ello. Pero partiendo de la base de la pluralidad social en la que vivimos. Reconociendo que no todas las personas somos o entendemos la vida igual.

Para acabar, recupero la imagen que puse en el artículo del día de la mujer trabajadora. Es una imagen universal, con un mensaje claro y sencillo, sobre el que se debe cimentar la base de una sociedad moderna y tolerante.

martes, 17 de marzo de 2015

UNA DE AGRADECIMIENTOS

Como sabéis, y si no os lo digo, hace tres días volví a ser padre. Fue un parto complicado, con cesárea y una larga recuperación por un problema con la epidural. Y claro, compartiendo cama con el bebé, dándole el pecho y transmitiéndole la empatía materna. Coraje de madre, no sé puede definir de otra forma.

Pues bueno, a lo que iba. Tuvimos a nuestro hijo en el Hospital de Teruel, de un tal obispo Polanco. Que a pesar de ser todo lo obispo que fuera, a pocos partos creo que asistiera.

Quería transmitiros lo arropados que nos hemos sentido entre el personal del hospital. En especial de la gente de paritorios, maternidad y pediatría. Gracias a personas así, se puede afirmar alto y claro: el sistema sanitario público español funciona.

Me siento afortunado de que la sanidad universal sea un derecho fundamental en nuestro país. Como la vivienda o la justicia. Son aquellas cosas que me reconcilian con nuestro pasado. Que me demuestran que heredamos un país con sus cosas malas, pero también con sus cosas buenas. Muy buenas.

Por eso justamente, me indigno cuando recortan mi derecho. Cuando recortan personal sanitario. Cuando recortan las partidas presupuestarias dedicadas a sanidad. Cuando no reponen instalaciones o medios. Cuando precarizan la situación de los profesionales que me atienden. Cuando recortan la atención primaria.

Y creo que como yo, cualquier español que se sienta orgulloso del sistema público sanitario, debe sentir la misma rabia al ver menguar su derecho a la asistencia médica publica. Al ver como algunos gobiernos quieren especular con nuestra salud. Para enriquecer a los de siempre. A costa de expoliar lo que tanto ha costado construir.

Por lo tanto, este artículo está destinado a agradecer la labor a esos profesionales que, como descubrí en mi paso por el hospital, hacen su trabajo lo mejor que pueden a pesar de las carencias o recortes que les impone la administración. Los que lidian con instrumentos obsoletos o estropeados. Los que te sonríen a pesar de que se eterniza su interinaje. Los que se acercan a tu habitación porque no funcionan los interfonos. Los que hacen malabares porque tienen boxes cerrados. Los que rebuscan por el hospital una pastilla de ibuprofeno para aliviar tu dolor de cabeza, y que están pendientes de reponer en su área. Y tantas cosas que no sabemos.

Muchas Gracias.

lunes, 16 de marzo de 2015

LAS POLÍTICAS DE ENSANCHE

El crecimiento demográfico de las ciudades fue una consecuencia de la Revolución Industrial, durante el siglo XIX. Las personas se movilizaban desde las zonas rurales a las grandes urbes, al calor de la necesidad de mano de obra alrededor de la creciente necesidad industrial. 

Consecuentemente, el aumento de población supuso una urgente necesidad de espacio habitacional donde alojar a esa población desplazada. Además supuso plantear soluciones a los problemas higiénicos y sanitarios, que derivaban en auténticas epidemias sociales. 

La primera Ley de Ensanche se aprobó en España el 29 de junio de 1864. Con ella se dotaba a los Ayuntamientos de la época de una herramienta legal que capacitaba al ente local a expropiar nuevos terrenos para el crecimiento de los núcleos urbanos y dotar de nuevos viarios y dotaciones al tejido urbano.

El primer ensanche que se planificó y se empezó a ejecutar fue el de Barcelona, diseñado por el ingeniero Ildefonso Cerdà. El trazado de viarios en cuadrícula, que dejaban manzanas edificables de 115 metros con sus esquinas achaflanadas, las profundidades edificables, los patios interiores que permitían dotar de servicios públicos y jardines, las calles de 20 o 50 metros de anchura… definieron el ensanche idealizado en España y que fue adaptado a otras ciudades como Madrid o Valencia.

Estas actuaciones permitieron dar soluciones habitacionales a las grandes demandas de vivienda que demandaban la inmigración de las zonas rurales. La población se repartió entre la ciudad antigua, intramuros, y el ensanche.

En diciembre de 1995, los españoles empezamos a utilizar el euro como nuestra moneda. Este hecho implicó que se flexibilizara el mercado financiero entre los países que adaptaron el euro. Se eliminó la incertidumbre del cambio de divisa y los costes de conversión. Los países perdieron su capacidad de política monetaria. En España empezó a entrar una facilidad crediticia como nunca había existido en el país.

En 1997, esa facilidad de acceso a la financiación de las empresas, conjugado con políticas y legislaciones que lo potenciaban, se originó lo que después se denominó la burbuja inmobiliaria. El ladrillo siempre ha sido en este país el sector económico que más revulsivo ha generado en las altas tasas de desempleo y la perspectiva de que la vivienda, además de ser un bien de primera necesidad, pueda considerarse una inversión segura y de cierta rentabilidad, hizo que en este país se construyeran una enorme cantidad de viviendas. Muchas más de las que demográficamente se precisaba.

Como en la revolución industrial, las ciudades aumentaron su superficie urbana. No obstante, a diferencia de aquella época, no existía una necesidad habitacional, demográfica. No existía una inmigración destacable a las ciudades. No era precisa la construcción de esas viviendas. 

El resultado ha sido que muchas ciudades hayan tenido un crecimiento artificial de su suelo urbano, lo que conlleva una serie de consecuencias desastrosas para las ciudades:

Primero, la creación de nuevos suelos urbanos, con mejores dotaciones públicas, ha potenciado la despoblación y terciarización de los centros históricos. La población se ha desplazado a los extrarradios de nueva creación, en detrimento de la ciudad vieja. En consecuencia, los servicios públicos en los centros se degradan y los focos económicos se centran en los ejes comerciales y terciarios. 

Segundo, a pesar de las plusvalías del proceso de transformación urbanística con las que participa la Administración, los sobrecostes de mantenimiento de las nuevas urbanizaciones sumadas a las antiguas han provocado el colapso presupuestario en muchos municipios.

Tercero, existe un exceso de suelos dotacionales de dominio público, comparado con la realidad demográfica, generalmente ubicados en las zonas de nueva urbanización.

Cuarto, la movilización hacia los extrarradios ha provocado el colapso de las antiguas vías de comunicación, sean públicas o infraestructuras de transporte privado. El desplazamiento de las nuevas zonas residenciales a los centros terciarizados por motivos laborales satura las arterías de comunicación en las horas punta.

Quinto, se pierde el modelo clásico de ciudad. Los nuevos modelos de crecimiento urbano suelen generar zonificaciones residenciales, debido a la rentabilidad que se derivaba de la especulación con la vivienda. Por lo tanto, los suelos de crecimiento urbano se dedican como ciudades dormitorio sin mezcla de usos.

Fue un error plantear políticas de ensanche a la burbuja inmobiliaria, cuando había una necesidad de inversión en la ciudad existente. Cuando no había una demanda evidente de viviendas. Cuando la vivienda no debía convertirse en un activo del mercado. Cuando se perdió el interés general de ese derecho, cayendo en manos de la especulación. Es fácil descubrir los errores del pasado. Lo difícil es evitar que vuelvan a ocurrir.