martes, 17 de marzo de 2015

UNA DE AGRADECIMIENTOS

Como sabéis, y si no os lo digo, hace tres días volví a ser padre. Fue un parto complicado, con cesárea y una larga recuperación por un problema con la epidural. Y claro, compartiendo cama con el bebé, dándole el pecho y transmitiéndole la empatía materna. Coraje de madre, no sé puede definir de otra forma.

Pues bueno, a lo que iba. Tuvimos a nuestro hijo en el Hospital de Teruel, de un tal obispo Polanco. Que a pesar de ser todo lo obispo que fuera, a pocos partos creo que asistiera.

Quería transmitiros lo arropados que nos hemos sentido entre el personal del hospital. En especial de la gente de paritorios, maternidad y pediatría. Gracias a personas así, se puede afirmar alto y claro: el sistema sanitario público español funciona.

Me siento afortunado de que la sanidad universal sea un derecho fundamental en nuestro país. Como la vivienda o la justicia. Son aquellas cosas que me reconcilian con nuestro pasado. Que me demuestran que heredamos un país con sus cosas malas, pero también con sus cosas buenas. Muy buenas.

Por eso justamente, me indigno cuando recortan mi derecho. Cuando recortan personal sanitario. Cuando recortan las partidas presupuestarias dedicadas a sanidad. Cuando no reponen instalaciones o medios. Cuando precarizan la situación de los profesionales que me atienden. Cuando recortan la atención primaria.

Y creo que como yo, cualquier español que se sienta orgulloso del sistema público sanitario, debe sentir la misma rabia al ver menguar su derecho a la asistencia médica publica. Al ver como algunos gobiernos quieren especular con nuestra salud. Para enriquecer a los de siempre. A costa de expoliar lo que tanto ha costado construir.

Por lo tanto, este artículo está destinado a agradecer la labor a esos profesionales que, como descubrí en mi paso por el hospital, hacen su trabajo lo mejor que pueden a pesar de las carencias o recortes que les impone la administración. Los que lidian con instrumentos obsoletos o estropeados. Los que te sonríen a pesar de que se eterniza su interinaje. Los que se acercan a tu habitación porque no funcionan los interfonos. Los que hacen malabares porque tienen boxes cerrados. Los que rebuscan por el hospital una pastilla de ibuprofeno para aliviar tu dolor de cabeza, y que están pendientes de reponer en su área. Y tantas cosas que no sabemos.

Muchas Gracias.

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